ࡱ> lnk'` EbjbjLULU 4r.?.?=<<<<,v-2,,,,,,,$.h1--0-F,,])|* 0h<R),F-0v-)1k1$*1*D--SHv-<< Alguien est tirando piedras! 2 Samuel 16:5-14 (NVI) La realidad de la resurreccin Varios siglos antes del nacimiento de Jess, hubo una batalla crucial entre los griegos y los persas en los llanos de Maratn. La batalla dur horas. Por fin los griegos, inferiores en nmero y ms dbiles, lograron una gran y estratgica victoria, pero hubo un problema. Dentro de poco, el senado en Atenas, a muchas millas del lugar de la batalla, iba a votar y ciertamente ratificara un tratado de tregua. En su desesperacin enviaron a un mensajero vestido con toda su armadura a correr las 27 millas para informar al senado de la victoria obtenida. Cuando el joven lleg a Atenas, haba corrido un Maratn. Se dice que, literalmente, corri hasta caer muerto. En su agona, lo nico que pudo decir a los atenienses antes de exhalar el ltimo suspiro fue una sola palabra: Victoria!. Llegamos hoy a la iglesia con los ecos del Domingo de Resurreccin resonando todava en los odos. Hemos visitado la tumba vaca. Hemos escuchado las noticias alegres de la resurreccin. Ahora es el tiempo para que la iglesia enve el mensaje al mundo. Cul debe ser este mensaje? Yo quisiera sugerir una sola palabra: Victoria! Desafortunadamente, esa verdad nica no es tan evidente hoy para muchos, as como lo fue inicialmente para los discpulos del primer siglo. No alcanzamos el vivir victorioso. Tenemos que aprender de nuevo a vivir la realidad de la resurreccin. Cuando otras personas observan mi vida, estar demostrndoles con ella la realidad de la resurreccin? A veces los eventos y circunstancias en nuestra vida se desarrollan de tal modo, que poder responder de manera positiva es todo un desafo. Eso tambin le sucedi a David una y otra vez. Leer 2 Samuel 16:5-14 y orar Probablemente muchos de ustedes han odo este proverbio secular, atribuido al presidente y ejecutivo de los almacenes Home Depot. Cada maana en frica, una gacela se despierta; sabe que tiene que correr ms rpido que el len, o estar muerta. Cada maana el len se despierta; sabe que tiene que correr ms rpido que la gacela ms lenta, o morir de hambre. Cuando sale el sol, ms nos vale estar corriendo. Qu cuadro -- y tal vez ms preciso de lo que a veces queremos admitir -- del mundo que habitamos! Empujar, empujar, empujar.... Correr, correr, correr.... Somos gente siempre ocupada, atareada, apresurada. Una revista hizo recientemente una encuesta con esta pregunta: Cules son los indicios de que usted est demasiado ocupado? Me siento cansado y malhumorado : 35% Mi vida de oracin sufre : 25% Descuido mi tiempo de lectura devocional : 21% Olvido la informacin rutinaria : 11% Olvido cuando se cumplen los plazos : 4% Mi familia olvida mi nombre : 1% Los compaeros de trabajo me preguntan si muri mi perro: 1% El asunto que quiero que consideremos esta maana a la luz de la Escritura que acabamos de leer es ste: En medio de un mundo que no espera a nadie y que nos mantiene tan ocupados, cmo estoy respondiendo yo a las personas que me irritan hasta no poder ms? Miren cuidadosamente esta situacin de David (aunque dudo que sea exactamente igual a lo que usted y yo estamos enfrentando!). Podemos aprender mucho observando la reaccin de este hombre de Dios hacia Simei. -- Simei fue un hombre de la familia de Sal. -- Comenz a maldecir... a David. -- ... y a tirarle piedras ... y polvo -- David y todos los que le acompaan llegan a su destino -- agotados.... Aunque Abisai pide a David que lo deje atacar a este perro muerto y que vaya y le corte la cabeza, David no permite tal cosa! Entonces el escritor del libro usa una frase que para la mayora de nosotros es difcil de concebir. 2 Samuel 16:10 -- Pero el rey respondi, Esto no es asunto mo ni de ustedes, hijos de Sarvia. Tal vez, el Seor le ha ordenado que me maldiga. Y si es as, quin se lo puede reclamar? La experiencia de David de comunin ntima con Dios, desde hace mucho tiempo le ha enseado que, si el Seor ha impulsado a Simei a maldecirle, nadie debe cuestionar el motivo, por vengativo o injusto que sea. El arrojar piedras y el maldecir e insultar a David no cesan. La persistencia de Simei en tan peligrosa actividad demuestra vvidamente lo profundo de su enojo y frustracin. Consideren estos principios claramente reafirmados por este pasaje y en otros de la Palabra de Dios, sobre todo en los Evangelios: 1. No es necesario ejercer la autoridad en cada situacin. Hacer algo solamente porque puedo hacerlo no siempre es razn suficiente. Me encanta realizar alguna una tarea que contenga algo del solamente porque puedo hacerlo. Pero hay muchas reas de autoridad que todos vivimos que nunca deben ser reducidas a ese nivel. El tomar una accin arbitraria con el propsito de promovernos, protegernos de la crtica o de cualquier otra cosa indeseable en la vida solamente porque podemos hacerlo.... No s cmo se sienten ustedes, pero a m me gustara recobrar el tiempo que he gastado protegindome a m mismo. Esa autoridad que tenemos es algo que no debemos usar en toda y cada una de las situaciones. La historia de Simei no se ha acabado. Escuchen esto: 2 Samuel 19:18-20 Vadearon el ro para ponerse a las rdenes del rey y ayudar a la familia real a cruzar el Jordn. Cuando el rey estaba por cruzarlo, Simei hijo de Guer se inclin ante l y le dijo, Ruego a mi seor el rey que no tome en cuenta mi delito ni recuerde el mal que hizo este servidor suyo el da en que Su Majestad sali de Jerusaln. Le ruego a Su Majestad que olvide eso. Reconozco que he pecado, y por eso hoy, de toda la tribu de Jos, he sido el primero a salir a recibir a mi seor el rey. 2 Samuel 19:21 Pero Abisai hijo de Sarvia exclam: Simei maldijo al ungido del Seor, y merece la muerte. 2 Samuel 19:22-23 David respondi, Hijos de Sarvia, esto no es asunto de ustedes, sino mo. Estn actuando como si fueran mis adversarios. Cmo va a morir hoy alguien del pueblo, cuando precisamente en este da vuelvo a ser rey de Israel? Y dirigindose a Simei, el rey le jur: No morirs! Leer pasajes de la vida de David, como ste, me recuerda una vez ms por qu l ha sido llamado un hombre conforme al corazn del Dios. El mensaje de la cruz y el perdn que Jess nos provee la capacidad de perdonar que Jess nos da queda todava en el futuro de la vida de David. Se alude a este perdn en las sombras del sistema de sacrificios, pero queda an en el futuro. Sin embargo, parece que David ha alcanzado una relacin tan ntima con Dios que ha saboreado lo que ha de venir yo no tengo que ser la persona que resuelve el asunto. Cmo debemos vivir en este da glorioso de la gracia que comenz con la resurreccin de Jess? Cmo estamos cumpliendo respecto al reconocer que el resolver el asunto no es normalmente nuestra responsabilidad? 3. Es posible que yo tenga que sufrir pblicamente. Ha observado usted que el dolor es ms fuerte, cuando la accin contra usted sucede en pblico sobre todo en la presencia de personas que conoce? Cudese especialmente en su manera de responder bajo esas circunstancias! Su testimonio est siendo probado. Si usted siente un deseo irresistible de arreglarlo todo, de aclarar el asunto, lo ms probable es que se debe a una inclinacin irrefrenable que todos conocemos bien de proteger nuestra reputacin orgullo. Es interesante que es el orgullo lo que lleva a la destruccin (vase Proverbios 16:18) no es la humildad. Fue pblico el sufrimiento de David en este caso, pero l lo dej continuar. 4. Yo no tengo que tener la ltima palabra. Recuerdo cuando nuestros nios eran ms pequeos, chocamos muchas veces sobre esta ltima palabra. No lo llambamos entonces tener la ltima palabra; lo llambamos contestar. Y lo tratamos con varias formas de castigo, con todo, desde lavarles la boca con jabn (!) hasta enviarlos a su cuarto por cierto periodo de tiempo. Todos comenzamos desde una edad muy temprana a querer tener la ltima palabra, verdad? David no era diferente. Deseaba tener la ltima palabra tanto como lo deseamos usted y yo, y aun al final de su vida, vemos otra vez un pequeo ejemplo de esa lucha. 1 Reyes 2:8 -9 -- Tambin encrgate de Simei hijo de Guer, ese benjaminita de Bajurn que me lanz terribles maldiciones cuando me diriga a Mahanahim. Es cierto que, cuando fue al Jordn a recibirme, le jur por el Seor que no le condenara a muerte. Sin embargo, no tienes ya por qu perdonarle la vida. T eres inteligente, y sabrs qu hacer con l; aunque ya est viejo, hazlo sufrir una muerte sangrienta. Aunque David ha perdonado a Simei, lo que en verdad ha hecho es decirle, Yo no voy a hacerle dao. Aquello que aqu es evidente, es que nunca sinti que Simei tena razn al hacer lo que hizo ese da hace tanto tiempo. Dios pudo haber usado esto para el bien de David, pero el instrumente que us fue un hombre enojado y malvado al que David no puede mirar como enteramente inocente. Ahora, al final de su vida, David da instrucciones a su hijo Salomn. En efecto, est dicindole, Yo cumpl con mi parte del compromiso al no destruir a filo de espada a ese hombre. Pero ahora, no lo consideres t como inocente. T eres inteligente y sabrs qu se debe hacer con Simei -- quitarle la vida. Recuerde que todo esto ocurri antes de la cruz, antes de la resurreccin. No debe deducir de esto que usted puede nombrar a otras personas para que acaben con sus enemigos despus de que usted muera! Eso no es de ningn modo el punto. El punto que nosotros como cristianos debemos hacer nuestro es que, aun cuando sea necesario que se cumpla la justicia contra alguien que me hizo dao, la justicia no se cumplir necesariamente por mi mano. Yo no tengo que ser la persona que lo lleva a cabo. Yo no tengo que arreglar cuentas con cada cual que me haya contrariado. No tengo que tener la ltima palabra. 5. Tengo que saber cundo es el tiempo para volver la otra mejilla. Cuntas veces decimos, -- Si l no deja de decir eso, voy a ...? -- Si ella se comporta as en mi presencia otra vez, voy a ...? -- Si alguien me trata de ese modo otra vez, voy a...? Estaba conversando recientemente con un joven que yo s, profesa ser cristiano. Es un joven, que no estoy diciendo que no es cristiano pero que demostr claramente que tiene un punto dbil. (Es fcil siempre ver el punto dbil de otros, no es verdad?) l dijo, Yo soy ese tipo de persona que te tratar bien si t me tratas bien, pero si comienzas a meterte conmigo, sufrirs las consecuencias. Es una parfrasis, pero es esencialmente lo que estaba diciendo. Lastimosamente, es lo ms lejos del camino de Jess que se puede llegar. Imitemos al que dijo: Mateo 5:38 Ustedes han odo que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vulvele tambin la otra. No estoy presumiendo esta maana que sea una enseanza fcil. Tampoco finjo que sea siempre una decisin obvia que se debe hacer. Pero lo que s estoy diciendo es que algunos de nosotros que decimos que somos seguidores de Cristo, por alguna razn parecemos no haber comprendido que hay veces y situaciones en nuestra vida cuando el volver la otra mejilla es la nica cosa correcta. Tal vez esta historia para terminar el mensaje pueda poner nuestra persecucin en perspectiva y nos haga menos dispuestos a ejercer nuestra autoridad, resolver el asunto, tener la ltima palabra todas estas actividades para protegernos sin detenernos a preguntar qu piensa Jess. Tengo ganas de matarte ahora mismo! Christian Reader (Mayo/Junio, 2002) El 6 de enero del 1999, los rebeldes aterrorizaron la ciudad de Freetown, Sierra Leona, asesinando a la gente, quemando las casas y destruyendo la ciudad. Esa noche los soldados demandaron que saliramos de nuestras casas. Yo sal y me par junto al portn. Mi familia estaba aterrorizada. Uno de los rebeldes sac su bayoneta y me pinch en el estmago. Es usted el dueo de esta casa?, me pregunt. Pues, vivo aqu, le respond. Mientras me hicieron caminar detrs de la casa, le dije a su coronel, Soy un pastor. Hizo una mueca de desprecio. Ustedes pastores polticos! Sac su fusil, lo amartill y lo puso contra mi pecho. Tengo ganas de matarlo ahora mismo. Yo sonre y le dije, Pero Jess le ama a usted. Yo quiero que usted conozca el amor de Dios. Quiero orar por usted. Mrchese, me orden. Al abrir la puerta de la casa, llam con voz suave a mi esposa, Querida, tenemos visitas. Me volv hacia los rebeldes y les dije, Quieren entrar? Mi madre, de 95 aos de edad, enferma con Alzheimers, vive con nosotros. Ella entr en el cuarto donde estaba Oliva, mi esposa, El coronel levant el fusil. Voy a disparar! Yo le agarr el brazo y le dije, No dispare! Se calm, entonces volvi a Oliva. Usted es una de esas personas polticas que se creen mejores que los dems. Ella no respondi, pero yo le dije, Quiero que usted sepa que Jess le ama, y quiero orar en las palabras que l ense. Me lo permite? S puede, me dijo, y or. Entonces el coronel pregunt, Tienen arroz? Oliva trajo arroz y un guiso para el coronel y su ayudante. Yo segu hablndole de Jess. Qued de pie, profundamente pensativo. Entonces me pregunt con un tono desafiante. Puede su Dios perdonarme a m? Puede usted orar por m para que su Dios me perdone? Le dije, De aqu a dos mil aos, usted y yo estaremos vivos. La pregunta es, Dnde estar usted? Estar en el cielo o en el infierno? S, mi Dios puede perdonarle a usted. El coronel baj el fusil y se sent. No entiende usted que yo soy responsable de incendiar las casas? Si digo, Esta casa va, la casa va. Si digo, Esta casa queda, queda. Despus de un rato, el coronel se levant para salir. No, le dije, no quiero que se vaya. Quiero orar por usted primero. Qu quiere usted que le pida a Dios? Pida que yo tenga una larga vida y buena salud, respondi. Por favor, en reverencia a Dios, arrodllese aqu en el piso. El coronel y su ayudante se arrodillaron en el piso con nosotros, la familia. Yo or fervientemente. Cuando se preparaban para salir, les dije, tenemos un estudio bblico aqu en nuestra casa todos los lunes por la noche. Les invitamos a venir. Entonces, se fueron. El coronel de los rebeldes nunca asisti a los estudios bblicos. Dentro de una semana nuestra calle fue liberada por las Fuerzas Regionales del frica Occidental. Nunca volv a ver ni al coronel ni a su ayudante. Pero durante la semana despus de la visita del coronel y antes de la liberacin, los rebeldes volvieron para incendiar nuestra casa. Otras personas me dijeron que el coronel haba dicho a los rebeldes cuando se acercaban a nuestra casa, Tienen que proteger esa casa. No quemen sa. Creo que Dios me libr de la muerte para que continuara proclamando el evangelio. Uno de los mejores mensajes que jams he presentado fue al coronel y su ayudante. Citado: J. E. Modupe Taylor-Pearce, Tengo ganas de matarle ahora mismo. -- Christian Reader (Mayo/Junio, 2002) pp. 33-35. 1. No es necesario ejercer la autoridad en cada situacin. 2. No tiene que ser mi responsabilidad el resolver el asunto. 3. Es posible que yo tenga que sufrir pblicamente. 4. Yo no tengo que tener la ltima palabra. 5. Tengo que saber cundo es el tiempo para volver la otra mejilla. 6Xe   6 C H X \ ] # $ @ \ ] e o ~ ɹɈɀxpppxph-}mH sH hmH sH h>vmH sH hVqUmH sH h?mH sH hcIh+zMmH sH hcIhjmH sH hcIhiumH sH h)mH 0sH 0hjmH sH h)mH sH h9 Y p q y z | } ' < A K k    ŵŵŭ赢woohmH sH h-mH sH hlmH sH h+zMhWmH sH hKAmH sH hWmH sH hyhymH sH h9vmH sH h9t=mH sH h)mH sH h?mH sH humH sH +   % ( ] } ~ "0JYixRSm<ȽȵhlmH sH hcIhmslmH sH hcIh+zMmH sH hP,mH sH hmslmH sH hSmH sH h2mH sH h&r%h&r%mH sH h&r%mH sH h-mH sH hWmH sH hlmH sH h_ mH sH h)mH sH hmH sH 1fnw   ,04NPUZbx>?CFOȥȕȕh=0mH sH h&mH sH h!$4mH sH hmH sH h.mH sH hcIh+zMmH sH hZ'mH sH h ;mH sH h)mH sH h&r%mH sH hP&nmH sH hmH sH hlmH sH hP,mH sH h)dmH sH 3DENsiklh^hgd gd gdrxy!$&KLNRY\g  [bc9@AིşymhhI6mH sH hEdU6mH sH h)6mH sH hh6mH sH h,jmH sH hImH sH hcIhLmH sH hcIh+zMmH sH hLmH sH hrmH sH hrhrmH sH h/RmH sH h)mH sH h+XmH sH h=0mH sH hvbmH sH *VX_h  AJefghpźŲժ墲~h, h 5mH sH hb5mH sH hrmH sH hmH sH h.mH sH h}mH sH h+XmH sH hshsmH sH hsmH sH hcImH sH hJmH sH h#mH sH h)mH sH h+Xh+XmH sH hmH sH /5DW[|'DG[^jklmDF޵zh/Rh6mH sH h0h06mH sH h6mH sH h!j6mH sH h06mH sH h0mH sH hmH sH h5mH sH hmH sH hmH sH h\mH sH h!jmH sH h, mH sH h mH sH h 5mH sH -,/2  ( * : = J K L M N Z o x z !!:!Y!Z!l!m!@""""""į租whvmH sH huVmH sH h|mH sH hmH sH h3mH sH h!jmH sH h8?pmH sH hh-6mH sH hm6mH sH h-6mH sH h-mH sH hEdU6mH sH h!j6mH sH h6mH sH hmH sH hmH sH . 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